domingo, 10 de enero de 2016

TOUR OF SCOTLAND: BEYOND THE ADRIANO'S WALL

INTRODUCCIÓN

A continuación vamos a relataros la última aventurilla con alforjas que realizamos entre el 15 y el 25 de Agosto en tierras escocesas. Ésta ha sido, por cuestiones de logística y duración de la misma, probablemente la más ambiciosa que hemos realizado, lo que impidió que el alma mater de este blog, "mr. Hemotrocrito" Aba, pudiera sumarse. De hecho, finalmente, sólo Toro y el que escribe (Víctor, Trazas o Barón, a todo respondo) tomamos parte de esta pequeña locura -con, como podréis imaginar, el consiguiente cachondeíto de nuestros amigos.

Las largas jornadas encima de la burra dan para reflexionar profundamente. Esa es una de las cosas que me encantan de la bici. Y algo en lo que he pensado mucho es: ¿por qué escribimos este tipo de cosas? ¿por qué sentimos la necesidad de relatar lo acontecido? La conclusión a la que he llegado es que se mezclan varios motivos: por una parte, es una forma de relamerse de lo vivido; una forma de revivir, aunque no sea tan intensamente, las emociones vividas. Es también, por supuesto, un antídoto contra el olvido. Y algo hay también -reconozcámoslo- de satisfacción del ego porque, de una forma u otra, nos sentimos orgullosos de la hazaña. Todo, incluso esto último, es legítimo. Pero, llegados a este punto, y como bien dice el Toro, deberíamos escribir para algo más altruista; y es para que nuestra experiencia resulte inspiradora a otros. Es por eso que en esta ocasión quisiera, sin dejar de contar las batallitas de abuelo cebolleta, hacer alguna mención a cuestiones un pelín más específicas de este mundillo del viajar dando pedales. Estoy seguro de que los que leéis esto sólo por la curiosidad de nuestras andanzas nos lo perdonaréis (y, en cualquier caso, siempre podéis hacer como hace mi madre con las novelas: saltarse los párrafos que le parecen aburridos, jajaj); mientras que los que nos leáis para construir vuestra propia aventura, lo agradeceréis.

PREPARATIVOS

A nosotros -especialmente al Toro- nos gusta sentirnos, digamos, autosuficientes en este tipo de rutas; es decir, saber que siempre tenemos la posibilidad de dormir en nuestra tienda de campaña (cada uno en la suya, que quede claro para siempre, jaja) y tener algo de alimento. Eso nos ha permitido dormir en sitios preciosos y alguna anécdota que me vais a excusar de contar aquí, pero el problema, claro, es que cargamos más bultos que otros. A nuestro habitual par de alforjas traseras le sumamos en esta ocasión un "rack pack" (en mi caso, el pequeñito, de 24 litros de capacidad; en el caso del Toro el mediano, de 31) y, en mi caso, un bolso de manillar. Obviamente, se puede hacer esta misma ruta con muchos menos bultos si, por ejemplo, vais a dormir siempre bajo techo y a comer de lo que cocinen otros. La composición final de los bultos fue algo así: el bolso de manillar para los bultos que uno necesita tener a mano; la Camelbak para el agua, algún gel, un par de cámaras de repuesto y alguna cosa más; la mochilita con el multiherramienta bajo el sillín; el rack pack, donde guardaba lo relacionado con la acampada; y dos pares de alforjas (no sé deciros exactamente la capacidad de cada una de ellas -se trata de un modelo antiguo de Vaude- pero en torno a los 40-45 litros) en los que iban plato, cuchara y multicubierto para acampada, tres mudas de maillots y cullotes, dos pares de gayumbos, cuatro de calcetines, unas mallas tipo running, un pantalón fino de montaña, una camiseta de algodón de vestir, una sudadera [estas tres prendas eran mi único conjunto no ciclista], unos manguitos, unas perneras, unos cubrebotas, una bandana deportiva, un chubasquero, dos camisetas térmicas m/l, una camiseta térmica m/c y una camiseta térmica s/m. Debo decir que, ciertamente, lo usé todo; aunque, como veis, especialmente en camisetas térmicas y calcetines, se puede reducir bastante el equipaje, jjajajja.




Lo de meter la bici en la caja me resultó algo más complicado de lo que pude ver en los tutoriales de Youtube. Quitarle la rueda delantera y desinflar los neumáticos (recordad que la bodega de los aviones no está presurizada) lo puede hacer incluso un lerdo como yo, pero si tenéis problemas para que os quepa el manillar, mi consejo es que nunca, nunca, nunca, toquéis la potencia, sino que desatornilléis el juego de dirección: yo hice lo primero y fue un suplicio volver a recomponer un montón de piezas que hay bajo la potencia, así como los rodamientos.

PRIMERA PARTE: MONTS GRAMPIANS AND GREAT GLEN
ETAPA 1. PITLOCHRY - MOOR OF RANNOCH

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10958701 
http://www.ibpindex.com/ibpindex/ibp_analisis_completo.php?REF=36507820593677&LAN=es


Como veis, en esta ocasión, además del track en wikiloc, os pongo el track en ibpindex, que sé que hará las delicias de todos aquellos que hayáis dado un paso más allá en el frikismo de los datos de la ruta.

Nuestra ruta, pues, comenzó en Pitlochry, adonde llegamos combinando trenes desde Edimburgo. Esta localidad es, digamos, el acceso sur al parque nacional de Cairngorms, por lo que es frecuentada por muchos senderistas y amantes de la bici. En nuestro caso, sin embargo, no nos adentramos en dicho parque natural, puesto que dejamos enseguida la B8079 -una carretera que circula paralela a la A9- en dirección norte para coger la B8019 en dirección este (Tummel Bridge). Nada más cruzar el río Tummel, ya nos dimos cuenta de que, aunque con descansillos, la carretera empezaba a picar para arriba. Ganados los 200 msnm, aproximadamente, hay un mirador con vistas al Loch Tummel llamado "Queen's view". Según me contó el Toro, algunos lo califican como las mejores vistas de toda Escocia. Como podréis ver si continuáis leyendo esto, siendo estas unas hermosas vistas, debemos concluir que los escoceses tienen cierta tendencia a la exageración.



Después de la foto de rigor en el mirador con "la mejores vistas de Escocia", bajamos a Tummel Bridge para allí tomar la B846 en dirección sur. Aquí se presentó la principal dificultad montañosa de la jornada, 4 km, del 23 al 27 de la etapa, con un desnivel medio del 6 %. Se trata de las faldas de Schiehallion, una montaña de algo más de 1000 msnm que, por su localización, tiene una gran popularidad entre los que senderistas, y, por su forma simétrica y aislada, ha sido el escenario de algunos experimentos científicos. Como nota al pie, diré que la sensación que me llevo de Escocia es que, aunque tremendamente ondulada, no presenta las dificultades de desnivel que hemos encontrado en otras ocasiones. Es verdad que tiene más de 500 "munros", como dicen ellos, que son montañas de más de 3000 pies (910 metros, aproximadamente), pero es raro encontrar aquí verdaderos "puertos de montaña" de más de 5 ó 6 km. 

Una vez coronado este puertecete, llegamos a una zona de toboganes con el Schiehallion a nuestra izquierda para, en el km. 36, aproximadamente, iniciar un rápido descenso de apenas un par de kilómetros por una zona boscosa para, al poco, alcanzar Kinloch Rannoch. Yo llevaba toda la jornada a la espera de una gasolinera para hinchar las ruedas a una buena presión, pero esta segunda "localidad" nos confirmó que la exageración en Escocia también consiste en ponerle nombre a grupos de dos o tres casas. Indicativo de esto fue que la primera pinta de nuestra ruta nos la debimos tomar un poco más allá, en un majestuoso hotel donde retransmitían un partido de la selección nacional de rugby, preparatorio para el mundial.


Vista de Loch Rannoch y Schiehallion desde la terraza del hotel donde nos tomamos las pintas
Reanudamos la marcha casi una hora después. Es curioso lo rápido que pasa el tiempo en los bares, jeje. Así pues, en parte acuciados por la hora de llegada del tren en Rannoch, en parte por un amago de lluvia, echamos el resto los últimos 24 km. Una vez abandonado Loch Rannoch, la carretera tendía a picar de nuevo hacia arriba, en un altiplano donde sólo la turba se abre paso entre los humedales (lo cual, por cierto, nos generaba un tanto de inquietud, puesto que de seguir así la orografía en Corrour, el hecho de plantar la tienda se iba a complicar).

Finalmente, llegamos a la estación de tren de Moor of Rannoch cuarenta minutos antes de la llegada del tren. Este era nuestro final de etapa. Obligado, porque la carretera finaliza aquí. Junto a la estación hay un pequeño hotelito; posible opción de pernocta para los que os guste dormir bajo techo. La estación se encuentra a día de hoy desprovista de personal ferroviario y, sin embargo, posee unas magníficas instalaciones con un pequeño museo de la flora y fauna del entorno, así como de la historia de esa línea ferroviaria. Historia que, como os podréis imaginar por la orografía descrita y la climatología, tiene tintes casi de heroísmo y que, incluso a un ferroca de escasa vocación como es mi caso, me puso casi los pelos como escarpias. Todavía me pregunto cuánto tiempo hubiera durado unas instalaciones similares, sin nadie que las custodie, en nuestro país.  


























Nuestros planes consistían en coger el tren hasta Corrour, la siguiente estación, y acampar en algún sitio bonito. Ese era el plan. Pero, lo cierto es que, cuando llegamos a la estación de tren de Corrour, la luz solar era ya muy escasa, y la turba y la humedad muy notable, a excepción de un escaso trozo de césped junto al andén de la estación. Así las cosas, la primera noche de nuestra aventura bucólica la pasamos junto a una estación de tren, al lado de un bidón oxidado. Yo cometí, además, el error de no cambiarme de ropa, pensando que las prendas térmicas que llevaba habrían absorbido ya el sudor de la etapa. Cuando me metí en el saco me di cuenta que los calcetines aún estaban húmedos y eso me hizo pasar una noche bastante regulera: me costó un montón dormirme y alejar el pensamiento de que empezaba muy pronto a hacer el punki, jajajja.


ETAPA 2. CORROUR STATION - FORT WILLIAM

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10958715
http://www.ibpindex.com/ibpindex/ibp_analisis_completo.php?REF=36507847171567&LAN=es


Sin duda, fue el amanecer más frío de la ruta. No en vano -aunque eso lo supimos un rato después, al encender el GPS- estábamos a 435 msnm., el día había amanecido encapotado y soplaba biruji. No lo recuerdo exactamente, pero creo que el desayuno, no sé si fruto del frío -de querer estar rapidamente en movimiento- fue algo liviano. Error.
Loch Ghuilbinn, en la falta oeste de Chno Dearg

A pesar de todo esto, partimos de buen humor quizás por el hecho de dar nuestras primeras pedaladas por un camino de tierra en un estado excelente. Primero, bordeamos el Loch Ossian por el lado noroeste y, después, remontamos un pequeño valle al este de Chno Dearg. A partir del km. 16 empezamos un descenso hacia River Spean para, nada más cruzarlo, enlazar con la A86 en dirección oeste (Fort William). Yo me notaba que no iba fino. Al coger la carretera, siempre con tendencia favorable, ya no tenía duda: me estaba apajarando. Así pues, paramos en el siguiente sitio donde poder comer de caliente, que ya no fue hasta Roybridge, en el km. 43. El avituallamiento fue, como se suele decir en el periodismo deportivo, providencial, porque evitamos una fina lluvia de media hora y llenamos el depósito de combustible; además de recordar otra máxima: en estas situaciones hay que comer todo lo que uno pueda.
Carreterita de tres metros de ancho por Glenn Navis

La reanudación fue tranquila, siguiendo la A86 siempre en sentido favorable aunque, a partir de Spean Bridge, con bastante tráfico. En las inmediaciones de Fort William pude, finalmente, hinchar correctamente las ruedas y a las 16 horas estábamos ya en el hostel donde nos hospedaríamos. Una vez allí, decidimos dejar las alforjas para, más liberados, coger la carreterita paralela al River Nevis y que te lleva por un vallecito precioso. Por cierto, que en el track, en los km. 64 y 65, veréis una recta imposible del hostel a la carretera: me despisté con el GPS y lo llevé algún km. apagado. El vallecito que os comento se va estrechando hasta un pequeño parking donde, si uno quiere seguir hasta las Steall Falls, debe dejar el coche o, en nuestro caso, la bicicleta. La senda tendrá otros dos kilómetros a lo sumo, pero merece del todo la pena; se trata de un sitio espectacular (no en vano, el Ben Nevis es el pico más alto del Reino Unido).



Las Steall Falls, al fin




Después de deleitarnos en las Steall Falls, bajamos por la misma carreterita a Fort William para tratar de hacer una compra en el Tesco sin suerte -ya habían cerrado-, así que volvimos a tirar de pub para cenar. Duchita caliente y cama mullida para descansar que nos supieron a gloria.


ETAPA 3. FORT WILLIAM - DRUMNADROCHIT

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10958727
http://www.ibpindex.com/ibpindex/ibp_analisis_completo.php?REF=36507849987347&LAN=es

Esta vez sí llenamos bien el buche en el desayuno. Dejamos Fort William por la A82, la misma carretera por donde accedimos, en sentido contrario. Una vez llegados a Spean Bridge, eludimos la A86 para continuar por A82 en dirección Fort Augustus/Inverness. Al poco, tras un repecho de casi 1 km., nos encontramos con el Commando Memorial, monumento en memoria de los comandos británicos que tomaron parte en la II Guerra Mundial y que tuvieron una base de entrenamiento muy cerquita de donde está situado el propio monumento. El paraje también tiene su atractivo por las vistas que ofrece sobre el Ben Nevis.





Comando Memorial. Arriba, las vistas a Ben Navis desde el mismo

Al rato, retomamos la A82, que un poco más adelante ya permite ver el Loch Lochy. Ese fue el primer momento de la ruta en que tuve la sensación de tener el viento en contra. Luego supe que la preponderancia de los vientos es de E a O, aunque eso, ya lo veremos, cambia radicalmente cuando estás pegadito a la costa oeste, así como en las islas. El caso es que ya no me pude hacer más el remolón a la hora de dar relevos, jajaj.


Loch Lochy. Lago que ocupa la misma falla que Loch Ness, pero más al sur

Aunque esta etapa tenía muchos alicientes a priori, no fue, ni de lejos, de las que más disfrutamos. Una de las razones fue el abundante tráfico rodado. Hasta cierto punto, es normal: la A82 es una de las principales carreteras nacionales en un país que cuenta con muy poquitas autovías o autopistas. Particularmente, difiero de las afirmaciones que he visto en algún foro y que he escuchado de que "los conductores en Escocia son muy respetuosos" o que "Escocia es un paraíso cicloturista": los hay de todas clases. Y me llamó particularmente la atención que conductores de caravanas, con sus bicicletas enganchadas en la parte trasera, fueran de los más temerarios. Sin llegar a pasar ninguna situación de riesgo extremo, lo cierto es que rodar por la A82 fue un poco rollaco. Quizás por ello fuimos con muy buen ritmo hasta llegar a Fort Augustus, donde no faltó la foto al Loch Ness. Luego, junto al Caledonian Canal, tumbados en el césped que jalona sus esclusas a su paso por esta población, nos jalamos algunas de las delicias escocesas: pasteles de carne y pasteles de haggis.


El Caledonian canal, obra de Thomas Telford. Las representaciones de "Nessie" por estos lares son una locura


Loch Ness, al fin

Apenas 3 km. después de reemprender la marcha y mientras trasteaba con el GPS, apareció un camino paralelo a la A82. Efectivamente, enlazando caminos, se puede llegar -aunque acumulando más kilómentros y desnivel- hasta Drumnadrochit. En nuestro caso, sólo anduvimos un trecho por ese camino, pero la verdad esos 6 km. (del 57 al 63, aprox.) fueron un regalo: nos dieron un respiro a la carretera y nos ofrecieron unas vistas al Loch Ness acojonantes.
Decidimos volver al asfalto porque no quisimos forzar la mecánica ni nuestros cuerpecicos teniendo en cuenta todo lo que nos quedaba, pero para los que queráis una alternativa a la carretera, os la recomiendo.




Los últimos 20 km. de la etapa no tuvieron mucho de reseñable. Un poquito antes de entrar en Drumnadrochit se encuentra el Urquhart Castle. Fotito de rigor desde la carretera (8,50 libras para el estado en que se encuentra nos pareció caro) y a buscar el B & B de Drumnadrochit, donde, sabiendo jugar las cartas de nuestra simpatía y peloteo, nos acabaron haciendo la colada, jajaj.